En qué consiste la hipertensión

La hipertensión (HTA) es la elevación de la tensión arterial de manera sostenida. ¿Y qué es la presión arterial? Es la presión que el corazón necesita ejercer sobre las arterias para que distribuyan la sangre entre los diferentes órganos de nuestro cuerpo. La presión máxima (sistólica) se obtiene en cada vez que el corazón se contrae y la mínima (diastólica), cada vez que éste se relaja y se suele expresar con dos números, por ejemplo 130/80 mm Hg, que indican la presión máxima y mínima respectivamente.

¿Cuáles son los valores de tensión normales?

La presión sanguínea se considera normal cuando está por debajo de 120/80 mm Hg y se considera HTA cuando está por encima de 140/90. Por su parte, los valores de tensión que van de 130-139/80-89 mm Hg se consideran prehipertensión, que nos hacen más susceptibles a padecer HTA. En otros casos, sólo uno de los dos valores se encuentra por encima de los valores normales. Cosa que también se debe tener en cuenta ya que resulta igualmente nocivo.

Por tanto, tanto si estás en la fase de prehipertensión como en hipertensión, debes vigilar tu alimentación y tu peso para evitar que los valores sigan aumentando o que se mantengan, pudiendo resultar peligrosos para tu salud.

Causas y tipos

La tensión arterial de nuestro cuerpo puede verse afectada por varios factores:

La cantidad de líquido (sangre) que circula por nuestros vasos sanguíneos.
El diámetro de nuestras arterias, que se estrecha con la edad puesto que los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos.
Padeces obesidad.
Tienes un nivel de estrés elevado.
Tomas demasiada sal en tu dieta y poco potasio.
Fumas.
No realizas actividad física.
Padeces diabetes.
Tienes problemas de riñón o cardiovasculares.
Tomas elevadas cantidades de alcohol.
Tienes antecedentes familiares de HTA.

La HTA afecta al 35% de la población española, llegando al 68% cuando hablamos de los mayores de 60 años»

Síntomas y consecuencias
de la hipertensión

En la mayoría de los casos la hipertensión no suele tener síntomas y es diagnosticada cuando la tensión se mide por otros motivos o en un control rutinario de salud. Hay algunas personas que sufren un elevamiento repentino de la tensión, lo que se denomina hipertensión maligna, y que pueden tener síntomas como nauseas, vómitos, dolores fuertes de cabeza, visión borrosa o confusión.

En la mayoría de los casos, la enfermedad sigue su curso de manera silenciosa, y el mejor remedio es prevenir ya que al no ser tratada puede generar problemas en el sistema cardiovascular o en órganos importantes como el cerebro o los riñones.

Al tener una presión más elevada, el corazón debe hacer un sobreesfuerzo lo que afecta tanto al corazón como a las arterias pudiendo crear anginas de pecho, arritmias, alteraciones en la visión, infarto de miocardio o cerebrales o insuficiencia renal, entre otros.

Tratamiento médico y recomendaciones generales

Si sufres de hipertensión el tratamiento médico consistirá en recetar un medicamento antihipertensivo y deberás avisar a tu médico si sufres algún efecto secundario debido a esto y controlar tu tensión regularmente. Si tu tensión mejora nunca debes dejar de tomar tu medicación sin consultar con tu médico y, también es recomendable avisarle cuando vayas a tomar alguna otra medicación, ya que en algunos casos, hay medicamentos que pueden anular el efecto del antihipertensivo.

Si sufres prehipertensión no se suele dar ninguna medicación pero si se aconseja realizar algunos cambios en el estilo de vida que nos ayudarán a evitar que la tensión aumente, como por ejemplo:

Dejar de fumar.
Realizar ejercicio moderado.
Controlar tu estrés.

Hipertensión, el mal silencioso

La hipertensión es una enfermedad que supone un riesgo para nuestra salud cardiovascular pero que no suele presentar síntomas lo que puede hacer difícil su diagnóstico o incluso, puede hacer que no le demos la importancia debida a su tratamiento.

Lo más recomendable es prevenir para evitar que este mal silencioso nos ataque pero, si tu ya sufres hipertensión, no lo dejes pasar e intenta llega o mantener un peso correcto y llevar a cabo una correcta alimentación que posibilite que tu tensión arterial disminuya o incluso vuelva a sus parámetros normales. De todos modos, si quieres recomendaciones personalizadas para tu situación no dudes en contactar con un dietista-nutricionista, el cuál te adaptará la dieta a tus necesidades y te asesorará para que consigas una alimentación equilibrada.